La Tarta Red velvet o terciopelo Rojo como se le conoce en español, es uno de los más populares para hacer preciosos pasteles.
Es muy fácil de hacer, jugoso y esponjoso, pero eso, es que lo hemos escogido para nuestra receta de hoy.
Si nunca lo has visto o probado, seguramente te estarás preguntando cuál es el sabor de la tarta red velvet, y la verdad que no es más que un bizcocho básico con sabor a chocolate, pero a este se le agrega colorante rojo intenso, similar al color de la remolacha.
De hecho ¿sabías que durante la segunda guerra mundial se usaba el jugo de la remolacha cocida para darle color a los pasteles? Si, así es, y aunque parezca incierto fue desde ese entonces que se consume este delicioso bizcocho.
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La verdad es que hacer un bizcocho Red Velvet no tiene nada de complicado, pero unos de sus mayores secretos es el uso de la buttermilk que le aporta un extra de jugosidad.
Si la puedes conseguir en el supermercado será perfecto, pero si no es el caso puedes hacer buttermilk casera y lograrás el mismo resultado, solo tienes que unir leche con zumo de limón y listo.
Un consejo importante que debes tener presente para hacer la buttermilk casera y preparar el red velvet, es que debes usar siempre una leche con cierto porcentaje de grasa, nunca debe ser desnatada porque no resultará.
Más adelante te dejamos las proporciones que debes usar para hacerla, y si la compras, pues solo omite estos dos ingredientes al momento de preparar el bizcocho.
Otro de los trucos es el uso del bicarbonato de sodio que ayuda a dejar ver las antocianinas (pigmentos hidrosolubles) presentes en el cacao.
Pero en este caso el bicarbonato debe activarse durante la preparación, a diferencia de otros bizcochos o pasteles.
¿Cómo hacerlo? pues muy sencillo, solo debemos mezclarlo con un poco de vinagre ya sea blanco, de arroz o de manzana.
Tradicionalmente para hacer la tarta red velvet se usa mantequilla, pero gracias a las versiones recientes puedes usar cualquier aceite de sabor suave como el de oliva virgen extra, girasol, canola o maíz.
La proporción de aceite correcta debe ser aproximadamente un 15% menos del peso de la mantequilla.
En este caso, para preparar el bizcocho puedes escoger según la grasa que tengas a mano, en los ingredientes te dejamos ambas proporciones.
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Te mostramos cómo preparar una tarta red velvet o terciopelo rojo perfecto, súper esponjoso, suave y delicioso, con todos los trucos para hacerlo en casa y disfrutarlo en cuestión de minutos.
Comenzamos haciendo la buttermilk casera mezclando el zumo de limón con la leche, removemos y dejamos actuar durante unos minutos, recuerda que si la compras debes omitir este paso.
Luego batimos los huevos a velocidad alta durante 5 minutos hasta que doblen su volumen y se tornen más blancos.
Añadimos el azúcar y continuamos batiendo durante 1 minuto más antes de añadir la mantequilla o el aceite. Batimos unos segundos e incorporamos la vainilla.
Cuando esté todo bien mezclado, tamizamos la mitad de la harina junto a la mitad del cacao y batimos a la velocidad más baja para que no se desarrolle el gluten y con cuidado de que no se derramen polvos por fuera del recipiente.
Agregamos solo la mitad de la buttermilk casera y mezclamos otro poco. Luego incorporamos el resto de la harina y cacao (tamizados) volvemos a batir a velocidad baja durante unos segundos antes de añadir la otra mitad de la buttermilk.
Vertemos el colorante en pasta y continuamos batiendo hasta que la mezcla alcance un color rojo intenso de forma uniforme.
Ahora es el turno del bicarbonato, antes de agregarlo lo activamos mezclándolo con el vinagre e inmediatamente lo vertemos sobre la mezcla, batimos unos segundos más para que se integre bien.
Preparamos el molde previamente engrasado y enharinado, o rociándole un espray antiadherente o cubriendo el fondo y los lados con papel encerado.
Vertemos la mezcla, cubrimos con un papel de aluminio para que no se queme la superficie y llevamos al horno precalentado a 180C con calor por arriba y por abajo durante 50 o 60 minutos. El tiempo siempre depende del tipo de horno.
Pasados los 50 o 60 minutos, comprobamos que está listo con la prueba del palillo, si sale limpio es que está cocido y lo retiramos del horno.
Dejamos reposar durante 10 minutos dentro del propio molde y luego lo desmoldamos para que se enfríe a temperatura ambiente sobre una rejilla.
Y ya estará listo para hacer una deliciosa tarta con cobertura de queso, por ejemplo, o para consumir así tal cual, porque es bien sabroso.
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